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miércoles, 23 de marzo de 2011

Grecia – Bari. “Probando demasiado mi estrella”



 
Estimados viajeros, la próxima historia quizás sea difícil de creer, pero como desde el principio, y mas allá de lo bueno o malo que este blog pudiese resultar, prometí que sería honesto, contaré mis últimas 24 horas tal cual sucedieron. Justamente por ser 24 horas y por no poder obviar ningún detalle, este post quizás se haga un poco largo (tal vez denso). Mejor cortar la introducción y darle paso al primer acto…

Estando en Creta encuentro un campo en Italia dispuesto a alojarme por el tiempo que quiera, pensión completa, a cambio de trabajar unas horas por día en la producción de alcachofas. Al momento de esta redacción, el cronista todavía no sabe bien que son las alcachofas… cree que son lo que en Argentina se llaman alcauciles, pero no se quiere arruinar la sorpresa. *1

Todo arreglado, hablo con el dueño del establecimiento ubicado en Bríndisi quien me esperará en el puerto para llevarme al campo. Para los viajeros con imaginación, Bríndisi está ubicado en el taco de la bota. Luego de esto, la historia de siempre… chequear ferrys, vuelos, combinaciones, precios… Creta no está conectada con todos los puertos de Grecia, por lo que planifico el itinerario de la siguiente manera: ferry hasta Atenas, colectivo hasta Patra (puerto internacional) y Ferry hasta Bríndisi. En total todo este trajín me debería tomar unas 28 horas. Compro el ticket de ferry que incluye el de colectivo. Como el puerto de Atenas está muy lejos de la estación de colectivos, algunas líneas de ferry te incluyen en el boleto el colectivo a donde necesites llegar, el cual te espera en el muelle para que ni bien bajes sigas viaje. Perfecto. Luego en Patra me encargaría de planificar sobre la marcha el segundo tramo del viaje.

(Se está haciendo pesado… prometo que toda esta información tiene un punto).

Primer problema: La incapacitada mental que me vende el ticket me dice que el barco sale a las 7 de la tarde, y como yo no tengo nada que hacer subo a las 5. A las 8 me pregunto por qué no salió el bote todavía, hago averiguaciones y resulta que el horario de partida es a las 22 horas. Ok cinco horas boludeando en un barco que resultaron ser 6 porque termino zarpando con demora.

8 horas de viaje, 7 de la mañana me bajo del barco y subo al colectivo antes mencionado. Hasta acá todo bien, me quedaban solo 3 horas de bondi y otras 8 de ferry. Los colectivos en Europa no tienen dos pisos ni tampoco baños, por lo que las distintas rutas tienen paradas programadas cada tanto. Justamente a hora y media de salir de Atenas, parada en un pueblo perdido de Grecia. Considero buena idea comprar un agua… meto las manos en los bolsillo de la campera y no doy con la billetera. Ipod, cámara de fotos, bloc de notas, lapicera… todo menos las billetera. Todavía tranquilo, abro la mochila estando seguro de que ahí estría. Netbook, anteojos, lonely planet, cargadores… pero ni rastros de la billetera. Ahora si me puse un poco más nervioso y a revisar de manera mas enérgica. Nada de nada… Desesperación, miro el piso, doy vuelta todo, miro a la gente del bondi a ver si alguien tiene cara de chorro, vuelvo a revisar todos los bolsillos por segunda vez. Es curioso como cuando perdemos algo, buscamos una y otra vez en los mismos lugares, como si de alguna manera lo perdido se fuese a materializar nuevamente donde debería estar.

Doy por finalizada la búsqueda, estoy desesperado, la billetera no tiene mucha plata pero si las tarjetas de crédito y debito, indispensables para continuar la ruta. OK… estoy en el medio de la nada, solo, sin teléfono, y obligado a tomar una decisión en los próximos 5 minutos. La gente ya empezó a subir al bondi y yo enloquecido. Todavía no se si la perdí o me la robaron, me inclino mas por la primera opción pero intento recordar si en algún momento me apretaron o pudieron tantear en algún lado. El cerebro a mil por hora… realmente a mil por hora, analizando todas las variables. Me quedo sin tiempo, me quedo sin tiempo… respiro hondo y pienso ¿Qué fue lo último que pagué? Un tostado en el ferry. ¿Qué hice después? Dormir, bajar y subir al bondi. Tiene que estar en el ferry, en este momento a 150 kilómetros de donde me encuentro, para el lado contrario de donde me dirijo.

Hay que tomar una decisión, en 30 segundos analizo esto:

Opción uno: Seguir hasta Patra. Dos horas más arriba del bondi, llegar, dar con un teléfono y llamar a la línea con la esperanza de que alguien la haya encontrado y llevado a algún lugar de objetos perdidos. Caso afirmativo esperar en esa ciudad hasta que me la manden. En caso negativo, comenzar con el proceso de cancelación de los plásticos, flagelarme con una vara y tatuarme "pelotudo" en la frente.

Opción dos: Bajarme del bondi, agarrar uno que vuelva, viajar una hora y media para atrás e ir al puerto y ver que se me ocurre ahí.

Supongo que acá quien lea esto estará pensando que hubiese hecho, Les voy a contar lo que hice yo….

Le digo al chofer que me abra la baulera que tengo que sacar mi mochila, me dice que es una locura volver, que la de por perdida y cancele todo ni bien llegue a Patra. Como para que se entienda bien el nivel de calentura que tenía, en ese momento no le contesté al chofer, solo lo miré fijo y creo estuve a punto de hacerle explotar la cabeza solo con la mirada. El señor entendió que se tenía que guarda su opinión y me abrió la baulera para recuperar a la bollita.

Mostrador en la terminal, vuelvo a explicar todo a la señorita que vende los boletos. Me dice que no tengo colectivo al puerto, que tengo que ir a Atenas y de ahí tomar una serie de subtes para llegar. Pago. Parto en 20 minutos, le pido por favor que llame a la línea a ver si tienen noticias de una billetera perdida. Llama… nada.

Nuevamente arriba del bondi en sentido contrario. Flagelación constante, imaginándome toda la sucesión de hechos bochornosos, sin plata, jodiendo a todo el mundo en argentina y demás.

Llego hora y media después, para esto hace más de 4 que me fui de Atenas, ni siquiera sé si el ferry seguirá allí. Tomo 3 subtes, lo juro, 3 subtes, para llegar al condenado puerto. Media hora más.

Para la una del mediodía salgo de la estación de subte, entro al puerto y a lo lejos veo el ferry… "Knossos Palace" creo que nunca voy a olvidar ese nombre. Camino hasta donde se encuentra amarrado. Nadie por ningún lado. Doy con un empleado y le explico cómo puedo mi situación, no entiende nada de inglés. Solo me dice "wait, wait" y yo…. espero.

Me dejan entrar y me llevan a la recepción, nuevamente explico todo a la persona detrás del mostrador que tiene un poco mejor nivel de inglés, este no me dice "wait" sino "wait ten minutes" y yo… espero. Acá se me ocurren dos cosas, primero, que ya le conté la historia a media península helénica, segundo, en una nota muy estúpida que leí alguna vez en la cual hacían una medición de la honestidad de los países perdiendo intencionalmente billeteras y viendo cuantas eran devueltas. Me pregunto cuál será el nivel de honestidad de Grecia.

A los 10 minutos baja un tripulante… llego el momento de la verdad… me acompaña hasta el piso en el cual viaje… entro…. Camino hasta los asientos y antes de llegar me voy agachando esperándola ver en el piso y….. nada. Nuevamente el cerebro a mil pensando en el malgasto de tiempo, energías y dinero en volver. Más flagelación… me acerco unos pasos y miro entre los asientos…. Allí estaba, negra y radiante, con todas sus tarjetas fotos plata y demás porquerías. No lo puedo creer, 5 horas después volví sobre mis pasos hasta el condenado asiento en el 8vo piso del ferry y la encontré!

Bajo las escaleras, salgo nuevamente a tierra y camino… hago 20 metros y me empiezo a reír de una manera que no recordaba hace tiempo… es más, solo escribirlo ahora me hace tentar. Volver a la ruta fue un tedio increíble pero ya con la billetera conmigo no me importó. Ahora me encuentro arriba del ferry transitando las últimas 8 horas, un poco demorado pero contento.

Realmente tengo una buena estrella... estoy empezando a creer que es el Sol porque de otra manera no podría andar con tan buen tino desde que salí, no tengo madera para tocar y que no se corte la racha… pero ando con tanta buena suerte que no me importa.


 


 



 

lunes, 21 de marzo de 2011

Creta – Réthimno. “La perla de Creta”

Rumbo a Chania (o también Xania) ciudad de Creta en la que me encuentro, me detuve en Réthimno, otro pueblo también de la isla. El motivo fue más que nada un día libre que me quedó entre Atenas y mi actual parada.

Conseguí un hostel dentro del casco antiguo, una pequeña Proción del pueblo amurallada con una fortificación, construida por los venecianos, una especie de castillo si se quiere.


Día completamente solitario, estoy en un pueblo q supuestamente es "turístico" pero no estoy en la temporada correcta, nadie viene a Creta en invierno. Me gusta de esa forma, todo está muy tranquilo y parece que la gente abre los negocios solo para mí.


En el ferry el día anterior, navegando el mediterráneo, fumando un pucho en cubierta, me dije que me iba a meter en el mar ni bien tuviese la oportunidad… La tarde en Réthimno me dio esa oportunidad. Cabe aclarar que acá los días están siendo agradables, unos 22 grados, pero el agua tiene la temperatura de un lago del sur, esto yo no lo sabía.


Descripción de la situación:


  • La playa: desolada, una pequeña brisa, algas sobre la arena, nada de olas (no existen prácticamente en todo el mediterráneo). 
  • El cronista: mochila al hombro, descalzo, jeans y remara, camina buscando alguna parte que este mas o menos libre de algas y con menos rocas. La encuentra

Doy con el lugar.


 La playa de Rethimno

Primer problema: Ponerme el traje de baño (o maya para que el Coya no se enoje). Me pongo en terlipes en el medio de la arena y hago lo propio.



Segundo problema: Temperatura… bien para estar fumando un cigarro y contemplando el paisaje, mal para meterse.


Pienso que no llegué hasta acá para dejarme intimidar por agua un tanto fresca asi que junto coraje y me acerco al agua… Cada cual tiene su manera de meterse al mar. A mi particularmente me gusta correr desde lejos, eso en Creta resulta complicado en tanto la playa tiene muchas piedras. Se preguntaran por que es esto relevante. Bueno lo es porque tuve que meterme cuidando de no pisar piedras lo cual hizo que el proceso sea muy lento y sufrido, realmente ya era más una cuestión de necedad y orgullo que de placer.


Una vez dentro y ya moderadamente acostumbrado a la temperatura del agua, nado un poco, el mediterráneo es como una gran pileta… el estrecho de Gibraltar impide que éste tenga pleamar y bajamar, por lo que no me da miedo aventurarme unos metros para adentro.


En un momento mirando para abajo mientras nado, veo una sombra. Es curioso como la primera sensación ante lo desconocido siempre es un importante cagazo… me quedo duro y vuelvo a mirar…. Una tortuga enorme nadando con una pasividad y elegancia indescriptible… ese minuto que la seguí por detrás pagó todo el viaje a Creta, y el posible resfrío que me agarraría. Solo en el medio de la nada, viendo una tortuga marina, la emoción no tenia limites.


Luego de un instante, la tortuga se dirige mar adentro y a mí me da miedo me agarre un calambre por el frio y ahogarme ahí. Salgo con una felicidad que me templa el cuerpo. Me seco con una toalla que tengo en la mochila, enciendo un cigarro y me quedo pensando como en cada pasa q doy puedo llevarme una sorpresa agradable… no creo que sea el lugar, solo que uno esta mas dispuesto a aventurarse cuando anda de viaje. Ojala pueda tomar esto para que se convierta en una forma de vivir y no solo de transitar la ruta que me falta



Un placer haberme cagado de frio....


IAMAS!!!!!!


Esta es muy parecida a la que vi. Lamento no haber tenido una camara a prueba de agua



Adjunto link a wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Caretta_caretta








 

miércoles, 16 de marzo de 2011

Grecia – Atenas. ¿Cuánto vale Señor?

A mi entender, el mundo gira en torno a la ley de la oferta y la demanda… Los valores de los bienes suben o bajan de acuerdo a su disponibilidad en el mercado y a la cantidad de personas que lo consumen. De igual forma, la mochila de un viajero no es la excepción a esta regla. He ido notando como ciertas cosas dentro de ella (y fuera también) adquieren un valor superlativo a medida que pasan los días y los kilómetros. Otras se van haciendo una carga cada vez mas tediosa sin siquiera aumentado su peso.

A continuación detallaré algunas de las cosas que fueron cambiando de valor a lo largo del camino:

  • El valor de un par de medias limpias: Ahhhh… no podía empezar con otro ítem sin no este. Ya me ha pasado encontrarme enterrando mi brazo frenéticamente dentro la bollita, hurgando en cada rincón con el tacto y pensando "la puta, por favor que quede uno!", pero no uno que convine con el jean o las zapatillas… ¡uno limpio!. Las medias en cuestión llegan a cotizar en bolsa si nos ponemos a pensar en que en la mayoría de las ocasiones uno se encuentra en un cuarto con un promedio de 6 o 7 personas más. Habrá quien no le importe… a mí sentirme mi propio olor a pata me impediría dormir, solo de la vergüenza.

     Mi pie con la acropolis de fondo, tomado desde el teatro de dyonisio. 
    Gracias Maia Maier por tan buena idea.

     
  • El valor de unos Calzones limpios: Podría ser una sub categoría del punto anterior. Hay quienes refriegan sus calzones en la ducha y luego los cuelgan impunemente en algún lugar del cuarto, bien a la vista por supuesto. No soy de estas prácticas por lo que me obliga a tener tantos calzones como días demoro entre lavada y lavada.
    (no hay foto ilustrativa)
     
  • El valor de los cigarros:
    No son la excepción a la regla sino tal vez el ejemplo más patente de lo que aquí quiero explicar. Los tres cartones comprados en Ezeiza resultaron un dolor de testículos apenas adquiridos, claro está, por su volumen. Pasado Londres me di cuenta que no eran infinitos, pasado Estambul me sentí más ligero y un poco apenado, y aquí en Grecia ya estoy armando cigarros. No porque se me hayan acabado, sino porque no quiero que ese momento llegue.

    Armando un cigarro en Atenas.

     
  • El valor de un hispanoparlante:
    Aquí hay opiniones encontradas. Si uno está perdido en un país de lengua extraña instando dar con un hostel, un hispanoparlante será de gran valor y ayuda. Si uno se encuentra cansado esperando un tren que lo transporta durante 6 hora rumbo a Atenas y una señora en el andén se empeña en tener una conversación en español sin darse cuenta que no puede hilvanar una idea en esa lengua, aquí llevar una bandera argentina atada a la mochila se hacer una carga tremenda. ¡Todo por unos gramos de tela nomas vea usted señora!

     
  • El valor de una afeitadora: Completamente nulo. Me afeité por última vez el día 19 de Febrero de 2011 a las 4.30 de la mañana antes de darme una vuelta por retiro, lo recuerdo muy bien. La idea es volver a hacerlo cuando vuelva a Buenos Aires, veremos cómo marcha la cuestión. Eso sí, la barba de esta manera es un repelente natural de mujeres… un precio que hay que pagar por perfil "mas viajero".

     
  • El valor de una comida local: Claro que se puede sobrevivir a mortadela… pero tampoco es la idea del viajero. Parte de la aventura, consiste en descubrir no solo enormes monumentos, montañas, playas y lugares, sino también la cocina local. He tenido la enorme suerte de haber dado con la nona de Bulgaria (historia ya relatada) y con Artemis y su madre en Salónica, ambos unos chefs de primera. Ya se ve que no es necesario pagar fortunas para degustar un plato típico.

     
  • El valor de un viaje en colectivo o tren: Esta claro que el valor "nominal" del viaje en cuestión dependerá de la distancia, medio de transporte, estado del vehículo, la vía y demás. En cuanto a mi experiencia personal, el viaje ya relatado hasta Bansko en un tren decrepito fue de un infinito valor, por solo 3 euros pase 5 de las horas más contemplativas desde que salí de Argentina, algunas de las fotos son increíbles. Por otro lado, el tren desde Salónica a Atenas, super moderno y rápido, costó 20 euros y me lo pase tan mal que hubiese preferido hacerlo en carreta. No pude dormir y llegué con un mal humor intolerable (otra de las ventajas de andar solo, nadie se tiene q fumar tu mal humor).

     
  • El valor de una bolsita con remedios: Viajes anteriores, había comprobado que esto resultaba practico. Si alguno de mis compañeros de ruta en Aspen y Vail está leyendo esto, recordará las veces que recurrimos a la pequeña bolsa que hacía las veces de botiquín, en el afán de calmar un dolor de cabeza o estomago, y con mucho más frecuencia, una resaca violenta. La diferencia es que en aquella oportunidad, estuvimos en mismo lugar durante 4 y 5 meses. En esta ocasión, me encuentro continuamente o bajándome de un transporte, o planeándolo, o tomándolo, o en él. Cada vez que veo la condenada bolsa de remedio me pregunto qué carajo estoy haciendo con eso a la rastra… el problemas es que la maldición ya está echada… el día que los tire me voy a enfermar, lo sé. Siendo yo una persona de alguna forma supersticiosa, los cargaré un poco más. Ya llegará el momento de tirarlos.

     
  • El valor de un Bidet: Estimado paisano, sepa que este adminiculo tan común en nuestras tierras no es igualmente popular en el resto del mundo. En el hostel de Estambul tuve una charla muy divertida con un italiano, una Alemana, un yanqui y una francesa. No recuerdo bien como salió el tópico, pero sí que estuvimos hablando por lo menos por una hora sobre el Bidet en distintas partes del mundo y si se usaba o no. A cualquier argentino le parecerá una cantidad de tiempo impresionante para hablar de un aparato que básicamente lo que hace es lavar culos... No para la alemana y el yanqui, que estaban fascinados con él, les hacía mucha gracia. Incluso lo wikipediamos (si es que esta palabra existe)… hay una nota muy interesante e ilustrativa (en idioma inglés) al respecto. Volviendo al valor del mismo… que decirles… un poco lo extraño. Pero bueno… gajes del viajero.

     
Estas son algunas de las cosas que han ido cambiando su valor a lo largo del viaje, junto con un montón de cosas dentro de mi cabeza que se hace imposible escribirlas y que son muy aburridas para quien lea esto, pero de infinito valor para mí. Espero haber mostrado el lado divertido del asunto.

Adjunto algunas fotos y una canción con dedicación especial.

Cheers!

domingo, 13 de marzo de 2011

Grecia, Thessalonika. ¿Has surfeado alguna vez sobre un sofá?

Unos días en Bulgaria, hora de partir. Había reservado el hotel familiar por una noche desde Estambul, tras hablar con una búlgara e interiorizarme, llamé para reservar una noche mas, tras llegar y ver todo, pagué una noche mas, tras descubrir que la recesión general europea había cortado las comunicaciones férreas entre los dos países, me quedé una noche más. Esto último para coordinar mejor un colectivo. No era buena idea llegar a Grecia en mitad de la noche.

Durante la estadía en Bulgaria, primer momento del viaje que estuve solo, saqué algunas conclusiones. Entiéndase, no "solo" en el triste sentido de la palabra, ese lo sentí en ezeiza cuando me despedí del viejo, sino que me di cuenta del valor que tiene no tener que adaptar o adaptarse a nada más (y nada menos) que uno mismo.

Creo que esto fue lo que me llevó a hacer lo que en este post intentaré transmitir. Hasta aquí, me hospedé en casa de amigos en Londres, en un hoStel abarrotado de turistas y viajeros en Estambul, y en un HOTEL familiar en Bulgaria… a surfear un sillón etonces , que mas da…

Aquí me encuentro, en mi habitación modestamente amueblada en el hotel familiar Nightingale, y cuando digo mía me refiero a la habitación del dueño, frio de muerte en Bulgaria y yo cobijado viendo para donde seguir. Estimado/a, no puedo describir bien el placer que da tener la libertad de preguntarse "¿A dónde voy ahora?", leer, decidir y actuar en consecuencia.

La respuesta a la pregunta era Grecia, destino postergado por mi pequeña aventura búlgara. En cuanto a la lectura, ya me había instruido respecto a los destinos y lo más acertado a mi criterio era ir a Thessalónika o simplemente Salónica, ciudad al norte del país. Decisión tomada, ahora solo faltaba actuar en consecuencia….

Para aquellos que no hayan escuchado hablar de www.couchsurfing.org, es una página que se encarga de hacer de nexo entre viajeros y locales. Los primeros buscando un "sofá" de garrón, los segundos están amablemente dispuestos a prestarlo por unas noches. De ahí el nombre en inglés… surfear sillones. ¿Que mas "viajero" q eso?.

Volviendo al frio cuarto búlgaro. Hostels a 20 euros, demasiado… Entro a la pagina… creo el perfil… subo una foto… y empiezo a mandar solicitudes. Diría yo unas 10. Mi perfil es nuevo y no le tengo mucha fe ya que la gente se basa en comentarios de "couchers" anteriores para aceptar o no a alguien en su casa. Salgo a la montaña, gran placer para mí y un aburrimiento de lectura para ustedes así que obvio el relato de estas horas.

Nuevamente el frio cuarto búlgaro. Me vuelvo a logear en la pagina; algunas solicitudes sin responder, algunas solicitudes respondidas de manera negativa y más abajo, Artemis Charalampidis. Me pregunta por donde ando y me cuenta que ha leído el blog. Al mandar las solitudes tuve la deferencia de pegar la dirección de "viajero", con la esperanza de que alguien lea las seudocronicas de mi viaje y se diese cuenta de que no soy un sicótico, o al menos no a niveles intolorebles como para no poder alojarme por un par de días, resulto ser una idea acertada… Todo arreglado, el 9 de Marzo, sobre horas de la tarde estaría llegando a Thessalonika.

Por la mañana caminata a la terminal de colectivos, viaje de una hora con destino a una ciudad Búlgara que no recuerdo el nombre, espera con demora para conectar a Grecia, otro colectivo, frontera, Maradona! Maradona! y a las 3 de la tarde en Thessalonika. Colectivo de línea, otro colectivo de línea, señalo a donde me tengo que bajar al chofer, me dice que escuche la parada, no la escucho, le vuelvo a dar toda la vuelta al recorrido en el bondi… doy con la parada. Timbre, portero eléctrico, pasillo al fondo y entro en la casa de Artemis.

No solo me abrió las puertas de su casa, sino de Salónica, su familia y todo su mundo, vine a esta ciudad por dos días y van cinco y sigo acá. Recién hoy estoy saliendo por la noche en Tren a Atenas.

Lamento que este relato no le haga justicia a mi gran aventura estos últimos días, se me hizo muy difícil relatar siquiera esta pequeña parte. Y las fotos nunca son iguales a los paisajes. Asimismo, pido perdón si el post se hizo muy autorreferencial, si quieren datos de Bulgaria, Grecia, Thessalonika, etc. sugiero páginas como google.com y wilkipedia.org.



Publicidad de Absolut con la plaza principal de Thessalonika imitando a la botella de Vodka

domingo, 6 de marzo de 2011

Bulgaria! Y sobre lo que es un Capamá

La llegada a Bulgaria incluye lo de siempre, no lo voy a volver a repetir,  caminatas, subtes, terminales, interminables horas de  colectivo con cruce de frontera incluido, bajar mostrar el pasaporte, que los oficiales de bigotes y tufo te digan “Maradona! Maradona!”, volver a subir al bondi… en fin.

Si quiero detenerme en las últimas 6 horas del viaje Turquia – Bulgaria o más precisamente Estambul – Bansko, Ciudad desde la que salí y pequeña Villa en la montaña a la que llegué.  Que me trajo a Bansko no lo sé, supongo una decisión impulsiva y la falta de ganas de internarme más en Turquia.

Volviendo a las últimas 6 horas, estas comienzan en Plovdiv donde me dejó el colectivo, segunda urbe más grande de Bulgaria, fría, bien poscomunista si es que eso la describe de alguna manera. Edificios abandonados o derruidos y gente viviendo en las calles.
Caminar en penumbras desde la terminal a la escalofriante estación de trenes fue realmente una experiencia.  

Estacion de Trenes en Plovdiv

Me explico cómo puedo con la cajera en la Ventanilla que necesito llegar a Bansko. Me mira. Emite el boleto. Luego me vuelve a mirar y me muestra dos dedos. Interpreto que tengo que cambiar de tren en algún lado. El boleto es indescifrable pero ella no para de decir “Cetémbri! Centémbri”. Me encomiendo al Dios de los viajeros y ruego que esa sea la Ciudad/Pueblo/Estación donde tengo que cambiar de tren. Encuentro a un angloparlante que me indica el andarivel desde el que tengo que salir. El estimado lector ya tendrá una imagen mental de cómo sería el tren… lo está imaginando? Lo tiene? Pues bien, se equivoca. Yo esperaba al howards express tercermundista  y en su lugar llegó un pequeño tren eléctrico supe moderno, de esos que tocas un botón para que se abra la puerta, asientos muy cómodos y amplias ventanas.


 Me prometí intentar ser menos prejuicioso en lo que quedara del viaje.
Dentro del tren encuentro un mapa en ingles que marca a Cetémbri a mitad de camino, a unos 100 kilómetros de distancia. Algunas paradas, algunas fotos, buena velocidad y en una hora estábamos en Cetémbri. Pensé “fantástico, me quedan 100, en una hora mas estoy en Bansko”…  habiendo informado que iba a contar mis últimas 6 horas de viaje ya se habrán dado cuenta que no fue así. El tren al que aborde a mitad de camino si era el Howards Express del tercer mundo, unos 6 vagones, trocha angosta, ventanas sucias y demasiado calefaccionado, locomotora diesel  más que amortizada. Faltaban las gallinas arriba nada mas.


No me importó, haber hecho ese viaje fue una de las cosas más interesantes de Bulgaria, en esas 5 horas que le tomo hacer 100 kilómetros  vi los paisajes más deslumbrantes que creo, el país balcánico me podía dar.



Ya en Bansko, caminar, preguntar, caminar un poco más y dar con el hostel. Eran las tres de la tarde. Saco la cuenta de que me llevo 15 horas hacer exactamente 600 kilometros. Eso si, pagué 40 liras turcas el colectivo y 8 Levas Búlgaras el tren. En total unos 22 euros, nada mal.
Paréntesis para una pequeña anécdota: Cuando voy a registrarme el dueño me informa que recibió mi reserva pero que tiene el hotel completo y si no me importa dormir en un sillón cama en su cuarto. Antes de decir si o no, digo “Cuanto?”…  descuento de por medio cerramos el trato con un apretón de manos. Luego me dice que el hotel  sirve comida por la noche y que ese día hay una comida típica. Demasiado cansado para aventurarme en las calles de la Villa, le digo que si.
Bajo al comedor y me avisa que se servirá Capamá, una especie de guiso famoso en la zona. El dueño del hotel me asegura que llevó 2 horas de preparación, 5 de cocción y que tiene 7 tipos de carnes distintas… yo solo reconozco unas 4 y no me animo a preguntar cuales son las otras 3… algunas cosas mejor no saberlas,  realmente creo que me condicionarían para disfrutar el plato local. Pensar que lo último que me cociné yo fue una comida de microondas en Londres que me llevó 5 minutos.

La segunda noche no solo volví a pedir el Capamá, sino que pedí entrar a la cocina y saludar a la cocinera, La alegría del dueño fue tal que me regaló una cerveza búlgara…
La mejor manera de que la gente se muestre amable es hacer lo mismo.

Adjunto unas fotos alusivas al post.

 la olla de las 5 horas

 Mikael el dueño del hotel y la Nona encargada de la Cocina


P.D.: Si presionan "buy me a beer" literalmente me pueden comprar una cerveza!!!



sábado, 5 de marzo de 2011

ESTAMBUL - “Con” o “Manual para estafar a un Sueco”

Aviso parroquial: Al intentar entrar en blogspot desde Estambul aparece la siguiente leyenda en turco: "Bu siteye erişim mahkeme kararıyla engellenmiştir" que vendría a significar "Impedido el acceso al sitio por orden judicial". Aparentemente el gobierno turco cree que el servicio de blogueo es nocivo para su sofisticada, limpia y educada sociedad, razón que me impide postear desde donde me encuentro, por lo que este escrito trae demora.


Me encontraba yo con la bollita vagando por las calles intentando dar con el bendito alojamiento. Me detengo en una intersección para decidir por dónde seguir, cuando como por arte de magia y de la nada se materializa ante mí un amistoso turco. Digamos que se llamaba Memo ya que así fue como se presentó. Me preguntó en un inglés rudimentario hacia dónde me dirigía, a lo que respondí con el nombre del hostel, con la esperanza de que me indicara hacia dónde seguir. No solo sabía donde quedaba sino que se ofreció a acompañarme las 5 cuadras que nos separaban de mi destino (si es que en esta ciudad se puede hablar en cuadras debido a su diseño urbanístico un tanto azaroso). No me convenció la idea pero fue imposible persuadirlo de lo contrario. Instantes después no sólo me acompañaba sino que terminé adentro de una agencia de turismo sin ninguna intención de estar allí.


Resolví escuchar por un rato y aceptar un té turco. Me diseñaron un hermoso itinerario en Turquía y el vendedor me aseguró que me estaba haciendo un precio especial porque era "amigo" de Mr. Memo. Para no hacer la historia más larga, utilicé toda mi diplomacia para no ser desplumado el primer día, con frases como "dejo la mochila y vuelvo" "dejame pensarlo" y todo eso.


Nuevamente en la calle, Mr. Memo se ofreció a acompañarme al hostel. Nuevamente, no hubo manera de evitarlo. En esas tres cuadras se ofreció a pasarme a buscar por el hostel esa noche, dado que conocía unos clubs (boliches) y que tenía unas "amigas" "all russian" (todas rusas) que eran "for free!, for free!" (Gratis! Gratis!). Para que el respetado público no subestime la perspicacia de este humilde cronista, y ya sabiendo como venia la mano, le digo que no me pase a buscar, que yo lo encuentro en la agencia de turismo y me muestro muy interesado en el asunto. Aquí Mr. Memo resolvió que no convenía seguir presionando y esperar a ver si la mojarrita había picado el anzuelo.


Lo que sigue es lo que pasa en todo hostel, pagar, pelearme con el de la entrada porque me quería quedar un día menos y me lo querían cobrar, dejar la bollita, fumar un cigarro, y subir a la sala común.


He aquí nuestro amigo sueco y su historia, similar y distinta a la vez:


Sala común, 20 personas de distintas nacionalidades, entre ellos el sueco, cara bonachona, un poco entrado en kilos, unos 30 años diría yo. Ahora que lo pienso muy parecido al Sam del Señor de los Anillos…


_ Un gusto, Bautista, de Argentina. Acabo de llegar.


_ Que tal? soy Nic (Nicolas) de Suecia.


Acto seguido, las clásicas preguntas de rutina (de donde venia, a donde iba, etc.)


La amargura en sus ojos era tan notoria que no puede evitar preguntarle si andaba todo bien (la gente en los hostels suele estar de buen humor y ser amistosa, salvo contadas ocasiones).


Entonces para ustedes.... Manual para estafar a un Sueco:


Nicholas (con acento en la I) también andaba solo y había llegado por la noche. En una plaza, más o menos en las mismas condiciones en las que me encontraba yo, se le aproxima su versión de "Mr. Memo", muy amistoso él, afirmando ser un hombre de negocios de paso por Estambul. Charlan un rato y el turco le cuenta a la mojarrita que conoce algunos lugares donde pueden ir por una cerveza. Nic, sin ver la tormenta ya pronosticada, acepta gustoso. Suben a un taxi, giran, vuelven a girar y otra vez un giro para dar con este bar. Se sientan, charla amistosa, unos tragos y demás. Después de un rato el turco tiene la agradable idea de llamar a unas "russian girls" para que les hagan un baile en la mesa. Unas copas más y hasta ahí era donde Nic estaba dispuesto a llegar. Le dice que se tiene que ir y piden la cuenta. Efectivamente el baile de las chicas rusas era gratis, pero cada copa valía unas 250 liras turcas por lo que el total era 4000 liras. Para ponerlo en número conocidos, 4000 liras turcas son unos 2000 euros, o en pesos gauchos si se quiere, unos 11.000.


Obviamente nuestra víctima no se encontraba con esa suma en efectivo en sus bolsillos, asi que no solo lo estafaron sino que lo "acompañaron" luego hasta un cajero a sacar la suma correspondiente. El turco tuvo la delicadeza de pagarle el taxi de vuelta a la plaza.


Días después, se colgaría este cartel en el Metropolis Hostel de Estambul: