Para Gomez que me enseño
la diferencia entre significante y significado
Dicen que “hablando la gente se entiende”. Este, como tantos otros dichos, no es enteramente cierto o al menos no en todos los escenarios posibles. Es precisamente el caso de Vietnam donde pasado un mes, me di cuenta que existe una comunicación mucho mas básica que el lenguaje hablado, sobre todo cuando se trata de satisfacer necesidades tan básicas como comer, dormir o relajar la vejiga. Me refiero al lenguaje de señas, más universal que el inglés y el cual requiere de una creatividad directamente proporcional con lo complejo de la idea que se quiera transmitir. Es además en extremo más divertido. Algunas situaciones que me llevaron a utilizar este lenguaje…
Detengo la moto en el medio de las montañas de Vietnam, bajo la pata y salgo corriendo al local:
_ Hello… the toilet please?
_ win chin thi culin (vietnamita)
Imposible mediante palabras. Cuando apremia, apremia… junto las manos a la altura de la bragueta, inclino la cadera un poco para adelante y hago un sonido que escrito sería algo así como “pshhhh”. El dueño del local señala la puerta, yo meo y todo el restaurante también se mea… de risa.
En una de los parajes, también en medio de las montañas, después de media hora de girar por el pueblo buscando un hotel, damos con uno. No paramos en frente al mostrador y hacemos la seña con los dedos cual amasando un moco (frotar índice y pulgar). Del otro lado del mostrador entienden el mensaje y escriben sobre una hoja el valor de la habitación.
Al entrar al cuarto me doy cuenta que se trata de unos esos hoteles en los que se paga por fracciones de tiempo más reducidas que una noche entera. Mi perspicacia se vio ayudada por el disyuntor de luz roja en la pared y la pintura de una china en bolas sobre los mosaicos del baño. El aire acondicionado y el tele andaban perfecto y estábamos muy cansados como para salir a buscar otra cosa así que desensillamos ahí nomas.
Pasada media hora, golpean la puerta. Abrimos y un tipo que nos empieza a hablar en vietnamita. Obviamente no le entendemos nada por lo que a los minutos de intentar hacerse entender por medios civilizados, el chinito hace también uso de su dedo índice y pulgar… forma con ellos un círculo y con el índice de la otra mano lo introduce repetidas veces en el círculo antes mencionado. Nuevamente las señas superan las barreras idiomáticas. Parece ser que los servicios del hotel iban “mas allá”… ahora nos tocaba reírnos a nosotros…
En los restaurantes, ya cansado de mocharnos, levantamos la mano, señalamos a la cocina y nos llevan amablemente a mostrarnos lo que tienen. En esta ocasión le toca ir a mi compañero de ruta…
_ Che Jesús que pediste?
_ Lo de siempre, Ga, Com, lon y rau… y unas verguitas(1) que no había visto nunca pero que tienen pinta. (Pollo, arroz, cerdo y verduras, respectivamente).
_ OK…
Así es como uno se entiende uno, señalando y sin hablar.
La moto en viaje tiene una particularidad. Uno está con uno mismo durante mucho tiempo… mucho. Naturalmente no está la posibilidad siquiera de prender un stereo por lo que son incontable horas de los pensamientos más variados (juntamente con El embriague, freno acelerador y cambios, esquivar bueyes, otras motos y bicicletas). Uno de estos pensamientos, que no tiene nada que ver con el tópico de este post pero que quiero pasar en limpio de todas maneras, es el siguiente. Me di cuenta que la magia de viajar en moto radica en que mientras vas viajando todos tus sentidos estas completamente involucrados con el camino. Si uno lo piensa, manejando un auto no se hace más que VER lo que a uno le pasa por en frente mientras va andando. En moto no solo ves sino que también sentís, oles, oís y en algunos casos degustas el camino (comerse algún que otro insecto es cosa de todos los días). Además de ver los paisajes más increíbles; oí las cascadas y el soplo del viento; sentí la vibración de la Minsk (2) de acuerdo a la geografía del camino; olí como los granjeros quemaban la paja resultante de la cosecha de arroz, me empapé hasta la medula con la lluvia de casi todos los días y la piel de mi cara y mis manos perdió algo de sensibilidad (espero sea solo temporalmente). En definitiva en auto te estás perdiendo 4 de los 5 sentidos, en otras palabras un 80% del viaje… es cuanto menos curioso. No estoy proponiendo que se erradiquen todos los autos del planeta, pero al menos es para pensárselo un rato.
Me fui por las ramas (una vez más), vuelvo al tema del día. En ruta, meditando sobre estas cuestiones idiomáticas, me acordé de una charla que tuve con a quien dedico este post. Hablábamos sobre significantes y significados, sobre cómo se construye el lenguaje y como limita nuestra manera de pensar. En estas charlas aprendí que “significante” es la convención social para apuntar a un significado. En un ejemplo; “perro” es el significante para la imagen mental que se crea en nuestra cabeza de un animal de cuatro patas que ladra. Le seguí dando vueltas al asunto y pensé en la manera en la que le enseñamos a un niño a hablar. Siguiendo con el ejemplo anterior, es muy probable que el niño aprenda de la siguiente manera; un perro pasará por ahí, la madre se dará cuenta de que éste capta la atención del niño entonces lo mirará, señalará al perro y dirá “Babau, Babau”, entonces el niño la próxima vez que vea un perro dirá “babau babau”. El niño no posee la capacidad de abstracción (ni el lenguaje suficiente) para explicárselo de otra manera.
Ahora bien si se me permite Señora mamá… no sea tan infeliz; si un perro pasa por ahí y capta la atención de su hijo, señálelo y diga “perro, perro” y si quiere llamarlo de otra manera pruebe con “dog” o “cane” y ahí también le estará enseñandoa su hijo inglés o italiano. El niño tiene la misma capacidad para decir babau que perro, ¿para qué se molesta en enseñarle un pseudo idioma que no le sirve de mierda al pobre nene?. Lo mismo aplica para “tutu” “pipi” “popo” “mema” y todos esos significantes inútiles.
Algún día su hijo o hija será lo suficientemente grande como para cobrar venganza, se acercará por detrás justo en el momento en el que usted está viendo la factura del celular o haciendo la lista del supermercado y le dirá…
_ Mamá, mamá… Que es la libertad?
Usted pensará “Desgraciado ¿por qué no me habrá preguntado de donde vienen los bebes?” sabiendo que no tiene ninguna “libertad” cerca para señalar y decir “libertad libertad”.
Si usted ve el mundo de alguna manera similar a como lo ve este viajero, lo mirará al nene, le dirá “Vení”, lo sentara en frente a la computadora y pondrá PLAY al siguiente video…
Algunas imagenes:
1.- Cita textual.-
2.- Motocicleta bielorrusa de la postguerra.-