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martes, 30 de agosto de 2011

La otra cara.


Generalmente viajar se asocia con experiencias placenteras. Relajarse en alguna playa, recorrer una ciudad desconocida, o simplemente alejarse unas horas de casa a desconectar un poco de la rutina. Claro que están esos acontecimientos que no salen según lo planeado. Una valija que va a parar a otro vuelo, una rotura en el auto que te deja varado a mitad de camino, algún amigo de lo ajeno que te roba la cámara o la billetera. 

Obviamente, estos y otros incidentes que pueden suceder de viaje no ocurren de manera voluntaria. Nadie manda su valija intencionalmente a otro vuelo, o le quita el aceite al auto antes de viajar. 

Ahora usted estimado viajero se preguntará a donde apunta esta introducción… resulta que hoy descubrí que cuando estamos de viaje, podemos hacer cosas que de antemano sabemos que no nos van a causar ningún tipo de placer, pero que aun así no podemos evitar. Para ser sincero intenté evitarlo en dos oportunidades hasta hoy cuando ya no hubo manera de mirar para otro lado.

Hoy fui al campo de Concentración de Dachau.

En Ámsterdam vagando por la ciudad alguien me contó la historia de los judíos holandeses, que eran capturados al abrigo de la noche para que el resto de la población conservases esa sensación de “acá no pasa nada”. Y todos sabemos la facilidad que tiene el ser humano para hacer la vista gorda. 

En Copenhague, tuve una charla muy interesante con un guía gay que me contó parte de las atrocidades que sufrieron los homosexuales durante la segunda guerra mundial. 

Estando en Berlín tuve la oportunidad de ir a ver uno de los numerosos campos de concentración que, hoy en día en forma de memoriales, rodean a la capital. Decidí no hacerlo. No me sentía con ganas. 

En Republica Checa tuve más o menos la misma oportunidad. El campo estaba situado a las afueras de Praga. Tampoco tuve coraje suficiente como para vivir un poco más cerca esa parte de la historia.

En Múnich ya no hubo manera de evitarlo. Ayer había averiguado los horarios y hoy por la mañana, tirado en la cama, me encontré inventándome excusas para saltarme el plan.  Terminé arrastrándome hasta el punto de encuentro e inicie el recorrido…

No voy a entrar en detalle sobre las cosas que vi durante las 4 horas que duró el recorrido. Me resulta mucho más fácil adjuntar el video que se ve a continuación. Habla por sí solo y muestras algo de lo que vi hoy… algo que creo nunca voy a olvidar.

Como mensaje esperanzador, quiero decir que mientras recorría las instalaciones vi más de un grupo de adolescentes alemanes acompañados de un profesor que les contaba la historia “in situ”… Quizás así se logre nunca tener que volver a escribir semejante capitulo negro en las páginas de la historia.

Y como dijo el difunto Ernesto Sábato “NUNCA MAS!”

Por favor, vean el video de principio a fin, tiene partes muy difíciles de soportar, pero… Hey! De verdad sucedieron…




4 comentarios:

Anne dijo...

ufffff. Fuerte.

viste die Welle?? (la película)

me voy a ver un capítulo de Mi Pequeño Pony antes de irme a dormir

ufff

besos

Gastando alpargatas dijo...

Die welle es "la ola" no? si la vi... excelente pelicula... Viste "la vida de los otros"? es del palo pero mas post guerra mundial. Mas guerra fria.

Kariu dijo...

Me encanta como escribis y que compartas con nosotros tus vivencias, aún las más fuertes como ésta. Es tremenda la cantidad de cosas hermosas y espantosas de las que son capaces los seres humanos.
Beso grande!!

Anónimo dijo...

Querido Bauty es duro pero hay que afrontarlo, las vivencias esas quedaran por siempre en tus retinas, vienen dias de familia espero que la pasen rebien.Un beso y abrazo grande.PADRINO